Los pensamientos intrusivos son mucho más comunes de lo que imaginamos. Aparecen sin aviso, son difíciles de ignorar y, muchas veces, tienen un contenido que genera angustia, incomodidad o confusión.
Aunque suelan vivirse en silencio, no distinguen edad, género ni contexto. Incluso personas públicas como Selena Gómez han compartido su experiencia con este tipo de pensamientos. En una reciente entrevista, la artista reveló que necesitó cambiar de habitación para preservar su salud mental, ya que su dormitorio se había convertido en un espacio emocionalmente cargado.
Su testimonio pone en palabras algo que muchas personas sienten: cómo los recuerdos asociados a ciertos lugares pueden activar pensamientos que duelen, y cómo cambiar el entorno también puede ser una forma de cuidado.

¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Los pensamientos intrusivos son ideas, imágenes o impulsos que irrumpen en la mente sin intención consciente. Suelen vivirse como inadecuados, absurdos o angustiantes. Pueden manifestarse como pensamientos catastróficos, miedos irracionales, dudas obsesivas o recuerdos perturbadores.
Lo que los define no es tanto el contenido, sino su carácter involuntario y el malestar que generan. Y aunque muchas personas los experimentan, no siempre se habla de ellos.
Tener pensamientos intrusivos no significa que algo esté mal contigo, ni que esos pensamientos digan algo real sobre quién eres. Lo que suele intensificar el malestar es la interpretación que hacemos de ellos y la lucha por hacerlos desaparecer (Radomsky et al., 2014).
Pensamientos intrusivos y salud mental
Es habitual que estos pensamientos aparezcan en contextos de ansiedad, estrés elevado, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), depresión o duelos emocionales. Sin embargo, cualquier persona puede tenerlos en momentos de vulnerabilidad, sin necesidad de que exista un diagnóstico.
Selena Gómez, quien ha hablado públicamente sobre su diagnóstico de trastorno bipolar, también compartió cómo la terapia y el trabajo emocional la ayudaron a gestionar mejor sus pensamientos. Su experiencia nos recuerda que, aunque la mente a veces no se calle, sí podemos aprender a escucharla sin que nos domine.
¿Cómo dejar de engancharse con los pensamientos intrusivos?
La clave no está en eliminarlos, sino en transformar la relación que tenemos con ellos. Acá te compartimos algunas estrategias útiles:
1. Aceptar en lugar de resistir
Cuanto más intentamos suprimir un pensamiento, más fuerza toma. Aceptarlo —sin identificarte con él— puede ayudarte a quitarle peso emocional.
2. Cuestionar su veracidad
No todo lo que piensas es cierto. Preguntarte “¿Esto es un hecho o una interpretación?” te permite tomar distancia y desactivar su impacto.
3. Mindfulness y meditación
La atención plena te ayuda a observar tus pensamientos sin engancharte con ellos. A veces, simplemente reconocer que “esto es solo un pensamiento” ya genera alivio.
4. Pedir ayuda profesional
La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser muy eficaz para trabajar con pensamientos intrusivos. Un espacio terapéutico puede ayudarte a reformular creencias limitantes y regular la ansiedad asociada.
5. Cuidar el entorno
Cambiar de ambiente, como hizo Selena, puede ser un acto poderoso. A veces, modificar el espacio físico también transforma cómo nos sentimos emocionalmente.

Reflexión final - Pensar no te hace mal: juzgarte por lo que piensas, sí
Uno de los grandes desafíos con los pensamientos intrusivos es la culpa o el miedo que generan. Creer que son “anormales” o que te definen como persona puede aumentar el malestar y hacer que te aísles.
Piensa esto: un pensamiento no es una acción, ni una verdad, ni una intención real. Es solo eso: un pensamiento. Si lo puedes mirar sin juzgar, ya estás dando un paso hacia el autocuidado emocional.
Selena Gómez ha demostrado que la vulnerabilidad no es una debilidad. Se trata de una oportunidad para el crecimiento y el autoconocimiento. Si los pensamientos intrusivos están afectando tu bienestar, recuerda que existen herramientas y apoyo profesional para aprender a soltarlos y vivir con mayor calma.
En este artículo encontrarás
A veces la mente no se calla. Pero eso no significa que tengas que escucharla todo el tiempo ni creer todo lo que dice.
Comprender, observar y pedir ayuda son formas de empezar a soltar lo que duele, sin dejar de acompañarte.
Y si sentís que estos pensamientos te desbordan, no estás sol@. Existen recursos, herramientas y profesionales que pueden ayudarte a volver a vos, con más calma y menos culpa.