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24/7/2025

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Cuando las emociones nos llevan de shopping: compras compulsivas y regulación emocional

¿Comprás para calmar lo que sentís? Exploramos el vínculo entre emociones, compras compulsivas y regulación emocional, y cómo aprender a regular sin consumir.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

Cuando comprar es una forma de calmar: emociones y consumo compulsivo

“Necesitaba darme un gusto.”

“Estaba triste y me compré algo para levantar el ánimo.”

“Entré a mirar, y salí con tres bolsas.”

Frases como estas se volvieron moneda corriente. Muchas veces, lo que parece un simple impulso de consumo es en realidad una respuesta emocional. Nos pasa algo que no sabemos cómo procesar, y sin darnos cuenta, buscamos una vía rápida para calmarlo. A veces comemos de más, a veces nos perdemos en scrolls infinitos, y otras... compramos. Porque el consumo también puede ser una forma de evadir lo que sentimos.

Hablamos de las compras compulsivas no como un problema de voluntad, sino como una estrategia emocional disfuncional.

¿Por qué compramos cuando estamos tristes? El lado emocional del consumo

Muchas veces, comprar es una respuesta automática frente a una emoción difícil de sostener. Tristeza, ansiedad, frustración o vacío pueden convertirse en los disparadores silenciosos de ese “me lo merezco” o “total, hay 2x1”.

Desde la psicología se entiende que el consumo también puede cumplir una función reguladora. En otras palabras: comprar nos calma, al menos por un rato. Nos distrae, nos da una dosis momentánea de dopamina, y sobre todo, nos aleja del malestar.

Pero cuando esa forma de calmar se vuelve frecuente, intensa o difícil de frenar, ya no estamos eligiendo, sino repitiendo un mecanismo emocional aprendido. Lo mismo que sucede con otras conductas compulsivas como comer en exceso, beber, consumir sustancias o incluso trabajar sin parar.

La compra emocional es una forma de autorregulación emocional, aunque sea disfuncional. Y como toda forma de regulación, tiene sentido en su origen: en algún momento nos sirvió para sobrevivir o para tapar lo que dolía.

Lo vi, lo quise, lo compré: el marketing detrás de las compras emocionales

Vivimos rodead@s de estímulos que están diseñados para generar deseo. Desde una publicidad gigante en la calle hasta el algoritmo que te muestra justo esa prenda que miraste ayer. El marketing nos vende experiencias, promesas y soluciones a malestares que muchas veces ni sabíamos que teníamos.

¿Nunca te pasó de ver algo y pensar: “lo necesito”? Pero si te detienes a pensarlo, la verdad es que no lo necesitas. ¿O simplemente apareció en el momento justo, cuando estabas vulnerable, ansios@ o aburrid@?

En estos tiempos, diferenciar una necesidad real de un deseo inducido se vuelve cada vez más difícil. Las compras emocionales se disparan cuando el entorno digital conecta con una sensación interna —soledad, estrés, baja autoestima— y ofrece una “solución” rápida: consumir.

Y cómo muchas veces, sin darnos cuenta, regulamos lo que sentimos comprando.

Evasión emocional vs regulación: dos caminos frente al malestar

No siempre tenemos claro qué nos pasa. Y si no sabemos qué sentimos, mucho menos sabemos cómo sostenerlo. Ahí aparece la evasión: conductas automáticas que nos distraen, nos anestesian o nos dan alivio momentáneo. Comprar puede ser una de ellas.

Pero hay otro camino: la regulación emocional. No se trata de eliminar lo que sentimos, sino de aprender a acompañarlo, entenderlo y transitarlo. La regulación emocional no es innata: se aprende. Y para muchas personas, eso implica revisar estrategias que funcionaban en otro momento, pero que hoy ya no alcanzan.

Saber distinguir cuándo estamos regulando y cuándo estamos evadiendo es el primer paso para elegir con más conciencia y el primer paso hacia una relación más sana con lo que sentimos.

¿Qué puedo hacer con lo que siento? Estrategias de regulación emocional

No siempre podemos elegir lo que sentimos, pero sí podemos aprender a acompañarlo de otra manera. Si durante mucho tiempo usamos el consumo como respuesta automática al malestar, es esperable que cambiar ese patrón lleve tiempo, práctica y paciencia.

La regulación emocional implica generar recursos para sostener la emoción sin que nos desborde ni nos dañe. Es como construir un puente interno: algo que nos permita pasar por eso que sentimos, sin necesidad de taparlo.

Acá van algunas estrategias simples para empezar a explorar:

  • Nombrar lo que sientes. Ponerle palabras a la emoción ya es una forma de regular. “Estoy frustrad@”, “siento vacío”, “me siento rechazad@”.
  • Respirar antes de reaccionar. Una pausa corta puede marcar la diferencia entre actuar desde la urgencia o desde la conciencia.
  • Registrar el impulso. ¿Qué quieres comprar y por qué justo ahora? ¿Qué emoción apareció antes del deseo?

No se trata de hacerlo perfecto. Se trata de notar, de frenar, de elegir. Esa es la base de una regulación emocional real y sostenible.

¿Cómo es tu relación con las compras?

No todo consumo es problemático. Comprar algo que te gusta o darte un gusto no está mal. El problema aparece cuando esa conducta se vuelve automática, repetitiva o emocionalmente cargada.

Este checklist busca ayudarte a mirar con más claridad. No hay respuestas correctas: hay información valiosa sobre vos.

Checklist de consumo emocional:

  • ¿Compras algo cada vez que estás ansios@, aburrid@ o triste?
  • ¿Te sientes mejor apenas compras, pero después aparece culpa o vacío?
  • ¿Guardas cosas sin usar, pero igual sigues comprando?
  • ¿Te cuesta decirte que no, aunque sabes que no lo necesitas?
  • ¿Dejas de hacer otras cosas (salir, ahorrar, etc.) por comprar algo que “te calma”?
  • ¿Sientes que el deseo de comprar aparece sin motivo claro y con mucha intensidad?

Si respondiste “sí” a varias de estas preguntas, puede ser momento de revisar el rol que el consumo tiene en tu vida emocional.

Existe una herramienta llamada Escala de Compras Compulsivas (CBS, por sus siglas en inglés), que se utiliza para evaluar el grado de compulsión en los hábitos de compra.

Reflexión final

Quizás no se trata solo de dejar de comprar, sino de empezar a escuchar lo que hay detrás de la acción. Porque muchas veces, lo que parece una necesidad de consumo, es en realidad una necesidad de presencia, de calma, de sostén.

En este artículo encontrarás

Y cuando nos damos el permiso de mirar eso con honestidad, puede comenzar un cambio real.

¿Estás comprando cosas… o intentando tapar algo más?

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