¿Cómo se relacionan el ciclo menstrual y las emociones?
Aunque durante años se ha dicho que lo emocional y lo físico son mundos separados, la ciencia nos muestra algo muy distinto: las hormonas que regulan el ciclo menstrual también influyen en cómo nos sentimos.
A lo largo del ciclo, hay momentos en los que podemos experimentar más sensibilidad, irritabilidad, ansiedad o incluso una mayor energía y motivación. Esto no significa que estemos exagerando o inventando: es el cuerpo manifestándose en distintos ritmos.
Los cambios hormonales inciden directamente en el sistema nervioso, y por eso es común que aparezcan síntomas emocionales durante el ciclo menstrual, como alteraciones en el ánimo, bajones sin motivo aparente o una sensación general de inestabilidad emocional.
Entender esta relación nos invita a mirar con más empatía nuestra salud mental en conexión con el ciclo menstrual y a visibilizar el diálogo constante entre cuerpo, mente y contexto.

Las 4 fases del ciclo menstrual y sus efectos emocionales
El ciclo menstrual es un proceso dinámico que atraviesa cuatro fases y que, además de los cambios físicos, trae consigo distintas emociones, energías y necesidades.
1. Fase menstrual (días 1 a 5 aprox.)
Es el inicio del ciclo, cuando llega la menstruación. El cuerpo elimina lo que ya no necesita, y con él muchas veces también se suelta lo emocional.
Puede aparecer el cansancio, la sensibilidad, la necesidad de estar hacia adentro o simplemente de bajar un cambio.
- Emoción frecuente: introspección, tristeza, alivio.
- Qué puede ayudar: descansar, escribir, no exigirse.
2. Fase folicular (días 6 a 13 aprox.)
El cuerpo se prepara para una posible ovulación. Aumentan los niveles de estrógeno, y con ellos suele subir la energía.
Es una etapa asociada a la motivación, el optimismo y las ganas de empezar cosas nuevas.
- Emoción frecuente: entusiasmo, confianza, claridad.
- Qué puede ayudar: proyectar, planificar, mover el cuerpo.
3. Fase ovulatoria (días 14 a 16 aprox.)
Es el momento de máxima fertilidad. La oxitocina y la testosterona también aumentan, lo que puede traducirse en una mayor sociabilidad y deseo. Muchas personas sienten que “se llevan el mundo por delante” esos días.
- Emoción frecuente: expansión, conexión, euforia.
- Qué puede ayudar: socializar, comunicar, crear.
4. Fase lútea (días 17 a 28 aprox.)
Después de la ovulación, sube la progesterona. Si no hay embarazo, el cuerpo se prepara para menstruar otra vez, y la energía suele ir bajando.
Es la fase en la que pueden aparecer los famosos síntomas emocionales premenstruales: irritabilidad, tristeza, ansiedad o mayor necesidad de contención.
- Emoción frecuente: vulnerabilidad, frustración, sensibilidad.
- Qué puede ayudar: frenar, soltar exigencias, hablar de lo que duele.
Conocer estas fases es una forma de ejercer el autoconocimiento desde lo hormonal y emocional. No para vivir “a la defensiva” del ciclo, sino para estar más atentas a lo que necesitamos en cada momento.
Mitos comunes sobre el ciclo y las emociones
Durante años, las emociones vinculadas al ciclo menstrual fueron tratadas como algo exagerado, irracional o incluso ridículo. Frases como “seguro estás por menstruar”, “no se te puede decir nada” o “que hormonal estás” todavía circulan con fuerza. Pero detrás de esos comentarios hay algo más que ignorancia: hay un intento de invalidar lo que sentimos.
Uno de los mitos más instalados es que la menstruación da mal humor. Como si el enojo o la tristeza en ciertos días fueran menos válidos, como si sentirnos diferentes según el momento del ciclo fuera una excusa. Pero no es excusa: es contexto.
El cuerpo cambia de manera cíclica, las hormonas fluctúan, y eso impacta en cómo percibimos el mundo, en cuánta energía tenemos, en cuán disponible emocionalmente estamos. Eso no nos hace inestables, sino humanas.
Otro mito muy instalado es que “durante el ciclo no se puede confiar en lo que sentimos”. Como si las emociones fueran pasajeras, exageradas o directamente irreales solo por estar atravesadas por cambios hormonales. Esta idea, más sutil pero igual de poderosa, termina deslegitimando la experiencia emocional durante el ciclo menstrual, como si las mujeres en ese estado no fueran capaces de tomar decisiones o expresar límites de forma clara.
Cuestionar estos mitos es un acto de reparación. Porque cuando entendemos que no estamos exagerando, que lo que sentimos tiene sentido, empezamos a acompañarnos distinto. Con menos juicio y más escucha.

Cómo acompañar tus emociones según la fase del ciclo
Cada fase trae consigo una energía diferente. Y si prestamos atención, también nos muestra qué necesitamos: más descanso, más contacto, más movimiento o más silencio.
Te comparto algunas preguntas que pueden ayudarte a empezar:
¿Qué siento hoy, más allá de lo que “debería” sentir?
¿Qué me pide el cuerpo en esta etapa? ¿Y qué me está diciendo esta emoción?
¿Estoy intentando sostener un ritmo que ya no me queda cómodo?
Podés llevar un diario o una app donde registres tus emociones, energía y necesidades a lo largo del mes. Eso no solo promueve el autoconocimiento en relación al ciclo menstrual, también te ayuda a anticipar momentos en los que podés darte más permiso para cuidarte.
Algunas ideas para acompañar tus emociones según la fase del ciclo:
- Durante la menstruación, prioriza el descanso, reduce en lo posible tu agenda y habilita el silencio.
- En la fase folicular, aprovecha para empezar proyectos, moverte, tener conversaciones importantes.
- En la ovulatoria, conecta con lo social, lo creativo, lo placentero.
- En la lútea, escucha tus límites, frena antes del desgaste y no minimices lo que sientes.
Y si alguna vez no puedes seguir ese ritmo ideal, también está bien. La vida no siempre se adapta a nuestro ciclo. Pero cuando tú sí puedes hacerlo, aunque sea un poco, tu salud emocional lo agradece.
Acompañarte según tu ciclo es un hermoso gesto de cuidado.
Reflexión final: El ciclo también habla: ¿lo estás escuchando?
El ciclo menstrual no es una carga. Es una guía. Un lenguaje que, cuando aprendemos a decodificarlo, nos conecta con una sabiduría interna poderosa.
No hace falta vivirlo todo perfecto ni ser conscientes cada día. Pero sí podemos empezar a tratarnos con más empatía.
En este artículo encontrarás
Dejar de juzgarnos por sentir, y empezar a acompañarnos distinto.
¿Y si tu ciclo fuera una brújula, y no un obstáculo?